El mármol es una roca metamórfica compuesta principalmente por cristales de carbonato de calcio, que se forma a partir de la recristalización de rocas sedimentarias de carbonato como la piedra caliza y la dolomita. Debido a su belleza, durabilidad y versatilidad, ha sido utilizado como material de construcción y decorativo desde la antigüedad, y sigue siendo muy apreciado en la actualidad.

Se caracteriza por su aspecto elegante y sofisticado, con una amplia variedad de colores y vetas que le confieren un aspecto único y distintivo. Se encuentra en una amplia gama de tonos, desde los blancos y grises hasta los rosas, verdes, negros y marrones, entre otros. Estas variaciones en el color y textura del mármol se deben a la presencia de impurezas minerales en la roca original, que se han cristalizado durante el proceso de metamorfismo.

La caliza es una roca sedimentaria compuesta principalmente por carbonato de calcio, que es un mineral muy abundante en la corteza terrestre.

Se forma a partir de la acumulación de restos de organismos marinos como corales, conchas y esqueletos de microorganismos que se depositan en el fondo marino. Estos restos se compactan y se cementan con el tiempo para formar la roca caliza.

La arenisca es una roca sedimentaria compuesta principalmente por granos de arena de tamaño variable, que están unidos por algún tipo de cemento. Estos granos de arena pueden estar formados por minerales como cuarzo, feldespato, mica o fragmentos de rocas más grandes reducidos a tamaño de grano.

La formación de la arenisca comienza con la erosión de rocas preexistentes, que se fragmentan en partículas de menor tamaño. Estos fragmentos son transportados por agentes como el viento, el agua o el hielo y depositados en áreas donde se acumulan y se compactan y cementan con el tiempo para formar la roca.